.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Como hace tanto, vuelvo a la niñería del papel y el lápiz. ¿Para qué excusarme diciendo que no podría decirte todo esto a la cara? Creo que eso ya lo sabes, como también sabes que ni siquiera puedo mirarte sin que me venza el llanto. No tengo excusa, pues es más un desahogo que un intento de algo contigo. No se por qué lo hago. Algunos -pobres ilusos- creen que es una manera de superarlo, de darle fin definitivamente. Acto seguido me dicen que no se me ocurra dártela... ¿pero qué mas dará ya? ¿Qué me queda por perder? porque desde luego, a ti, poco a poco y casi sin darme cuenta, te perdí hace mucho tiempo. De ninguna manera quiero parecer nostálgica, solo quería sacar de mi memoria lo que muchas veces no te dije y lo que pudo en algún momento ser importante y que ya hoy es parte del pasado muerto; ese tiempo que parece estar estático en mis recuerdos y que me lleva a sentirte siempre vivo en mi, como parte de lo que pasa siempre pero nunca se va o se olvida Hay tantas cosas que se me quedaron en el tintero, mi vida, que no se me ocurrieron, por los nervios, por la angustia del momento, o quizás por otra cosa, decirte aquella noche... ¿Cómo iba a imaginarme lo que estaba pasando? Ni siquiera en ese momento en el que me dijiste, al tanto insistirte en sinceridad, que todo se había acabado, pude darme cuenta de que a partir de ahí jamás volvería a besar tus labios, a sentir un abrazo tuyo o acariciarte el pelo. ¿Y sabes qué? Hoy, a casi a 8 meses de todo eso, aún no me he dado cuenta. Cómo afrontar que no volverás a llamarme de esa forma especial con que solo tú me llamabas, que no cruzaremos miradas, que no me insistirás más en que hagamos siempre las cosas como tú dices, que no nos volveremos a cuestionar si es lo mismo un puerco y un chancho. Aun recuerdo nuestros días en la playa, donde tan sólo las olas, y algún desafortunado que pasaba por allí, eran testigos de nuestras caricias. Cómo iba a saber yo que lo que para mi era tocar el cielo para ti era monotonía... Los recuerdos se me vienen encima sin poder evitarlo, también todo lo demás. Mientras escribo todo esto pienso, pienso, y no me creo que esté hablándote a ti, hablándole a alguien que ya no existe. Porque ya no existes El chico que me llamó esa noche de hace ya cuatro semanas no era el mismo con el que compartí cama, sueños, y un futuro prometedor. ¿Qué fue de todo lo que habíamos planeado? Me dijiste que lo acabaría superando, que poco a poco, con el tiempo, terminaría olvidándote ¿realmente te creíste esas palabras? porque conforme va pasando el tiempo, voy dándome cuenta de que no sólo no consigo olvidarte, sino que te quiero más.Me hubiera gustado verte otra vez, poder mirarte a los ojos y decirte cosas que no se contarle a una carta. Sólo que de haber sabido que la última vez que te tomé de la mano iba a ser la última, no habría dejado de hacerlo; si hubiera sabido que la última vez que abracé tu cuerpo iba a ser la última, no te habría soltado; de haber sabido que la última vez que te besé iba a ser la última, no habría parado. Te conozco demasiado, aunque creas que no es así, y sé que no responderás a esto, que no encontrarás ni respuesta ni motivo para hacerla.Ahora ya se que te he perdido, que lo he perdido todo. Y aún así no puedo dejar que te vayas para siempre de mi vida y me olvides sin que sepas que no te guardo rencor, que lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y que tú nunca ibas a ver en mí lo que yo en ti. Quiero que sepas que te amé desde el primer día y que te sigo amando, ahora más que nunca, aunque te pese. Los recuerdos de tu mundo me invaden noche y día, o de ese mundo que yo inventé para ti, para nosotros. Contigo me transportaba, dejaba a un lado los problemas con mi madre, las broncas con mis amigos o los agobios de los exámenes, para refugiarnos en nuestro lugar de veraneo, escondernos revolcarnos en la arena, o escucharte cantarme alguna canción. Lo echo todo tanto de menos, No me importa lo que hagas con todo lo que doy. Si quieres tirarlo adelante, si quieres guardarlo me parecerá igualmente bien. Quitar tus recuerdos físicos de mi lado es algo bastante fácil comparado con borrar los recuerdos del corazón. Hay quien me ha dicho que busqué en ti un padre. Que te pedí inconscientemente que interpretaras su papel. Que te exigí demasiado, que no pudiste soportarlo y por eso, poco a poco, te alejaste. ¿Tienen razón? Mi madre dice que relaciono demasiado tu pérdida con la pérdida de mi padre. Dice que me consuele pensando que realmente no te has ido, que sigues respirando, pensando, y que tu corazón, aunque ya no sea por mí, sigue latiendo. Espero que en tus pensamientos, esos que se cruzan libremente en tu cabeza, aún quede una parte de mi y de lo que vivimos y que aun me recuerdes con cariño así como yo te recuerdo a ti y todos los momentos que pasamos.No deseo nada más en el mundo que seas feliz, que todo a lo que aspiras se haga realidad y que, aunque me olvides con el tiempo, algún día llegues a comprender lo mucho que te quise.

No hay comentarios:

Publicar un comentario