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sábado, 10 de abril de 2010

uisiera ser libre como el viento, viajar a través del tiempo y la maldita distancia que nos separa, tomarte entre mis brazos y convencerte de que todo estará bien. Quisiera ser como la luna que te observa cada noche, que vela tu sueño aun sin tocarte. Quisiera ser esa lágrima que derramas ante nuestra despedida, ser el consuelo de tus penas, ser eso con lo que sueñas. Y es que me siento impotente, de pronto estoy atada, tan lejos de ti que apenas si soy consciente de tu existencia. Fuiste como un sueño que paso en solo un segundo y que al abrir mis ojos se esfumó como la oscuridad de la noche. Pero sé que eres real, demasiado bueno para ser verdad, pero real al fin de cuentas. Siempre supe que algún día notarias lo poco que valgo, te darías cuenta de mis innumerables defectos y dejarías de ver eso que te hizo voltear a mirarme. Sin embargo no existen arrepentimientos ni decepciones, solo un montón de recuerdos y sueños sin cumplir. Un manojo de deseos truncados y millones de besos lanzados al aire con la esperanza de que lleguen a ti. No voy a despedirme, no tengo el valor de hacerlo, acepto el final, no ruego por más. Pero tu bien sabes amor mío, que esa caricia que te despierta por las noches, ese recuerdo que te obliga a suspirar a media tarde, esa lagrima que se te escapa cuando menos te lo esperas, esa sonrisa que sin querer se dibuja en tus labios, ese dulce sabor que te acompaña; es mi corazón, mi alma, mis más profundos deseos que te acompañan a cada momento. Soy yo y mis pensamientos, porque todos te pertenecen, en cada uno de ellos te encuentras tú. Ahora que finalmente me has dicho adiós, te prometo dos cosas: primero, nunca saldrá de mis labios una despedida definitiva, no mientras viva, y segundo, siempre estaré donde me has dejado, siempre esperaré por tu regreso, la esperanza de lo que no pudo ser vivirá por siempre en mis recuerdos, y la seguridad de que esto es un adiós me matara de forma tan lenta, que el día que regreses aun encontrarás lo que queda de mi muriendo en un charco de soledad

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